martes, 30 de noviembre de 2010

¿Quién no se acuerda de su primer beso? ¿Quién no se acuerda de su último beso?
Esos besos raros, besos con historia, besos que tardan en llegar o besos que no llegan nunca. Para mí los imposibles de olvidar son los besos inesperados.
Los besos son puentes que unen territorios imposibles, son la prueba que nuestra alma necesita. ¿Técnicamente que es un beso? ¿Dos bocas que se juntan? ¿Respirar el mismo aire? ¿Eso es un beso?. Hay besos que no deseas, o no esperas, pero que llegan y no te sorprenden. Lo que te sorprende tal vez es que no sabes cómo ni por qué, pero te empieza a gustar. Eso sí que es inesperado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Algunos pensaron que pasa cuando viajamos en un avión?
Nos sientan, nos ponen el cinturón de seguridad, nos dan de comer, nos pasan una película, apagan las lucen y nos hacen dormir. Cuando estamos en un avión nos tratan como a bebés.
¿Y por qué hacen eso? Ustedes piensen que muchas personas que viajan en un tubo de aluminio. Todos ponemos nuestra vida en manos de una sola persona: el piloto. Cuando viajamos en un avión somos como bebés que dependemos del piloto, y no podemos hacer nada. Solo dependemos de él y lo que hagan para entretenernos. El bebé llora, y el adulto debe ocuparse de él. Eso no es algo que se enseña, eso se siente. Pero nosotros no somos bebés, ni tampoco estamos a diez mil metros de altura. No dependemos de nadie que nos cuide. Todos podemos ser pilotos de nuestra propia vida.