jueves, 2 de diciembre de 2010

En vez de destruir hay que construir. Destruir enferma y construir cura. Para mi curar es dar la mano. Curar es amar. La cura es un puente, un puente que une. La cura necesita un tiempo, necesita amor. La cura necesita un esfuerzo. La cura necesita paciencia. La cura necesita de todos.
Curar es cuidar. Dejarse cuidar es dejarse curar.
¿Cómo se cura un alma? ¿Cómo se cura el odio? ¿Cómo se cura la maldad? ¿Cómo se cura la violencia? ¿Cómo se cura el miedo? ¿Cómo se cura el rencor?
Es triste y da bronca, pero hay cosas que no tienen cura.

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¿Algunos pensaron que pasa cuando viajamos en un avión?
Nos sientan, nos ponen el cinturón de seguridad, nos dan de comer, nos pasan una película, apagan las lucen y nos hacen dormir. Cuando estamos en un avión nos tratan como a bebés.
¿Y por qué hacen eso? Ustedes piensen que muchas personas que viajan en un tubo de aluminio. Todos ponemos nuestra vida en manos de una sola persona: el piloto. Cuando viajamos en un avión somos como bebés que dependemos del piloto, y no podemos hacer nada. Solo dependemos de él y lo que hagan para entretenernos. El bebé llora, y el adulto debe ocuparse de él. Eso no es algo que se enseña, eso se siente. Pero nosotros no somos bebés, ni tampoco estamos a diez mil metros de altura. No dependemos de nadie que nos cuide. Todos podemos ser pilotos de nuestra propia vida.